La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha publicado hoy una guía clínica sobre la utilización de edulcorantes bajos en calorías a la que vale la pena dedicarle unas líneas.

La conclusión, resumida en una nota de prensa también publicada hoy mismo, es que se desaconseja su utilización tanto para el control del peso corporal (es decir, para prevenir o tratar la obesidad) como para prevenir enfermedades crónicas.

Pero en la guía clínica leemos algo más: que su utilización puede aumentar el riesgo de mortalidad («possible long-term adverse effects in the form of increased risk of death and disease»). La explicación más plausible, en mi opinión, la encontramos en este párrafo de la guía:

«[Los edulcorantes bajos en calorías] son frecuentemente un componente de los alimentos altamente procesados. Por lo tanto, un posible efecto indeseable [de su uso] en el contexto de la reducción de la ingesta de azúcares libres es la inclusión de una mayor cantidad de alimentos y bebidas altamente procesados en la dieta que los que se incluirían si se redujeran los azúcares libres sin el uso de edulcorantes bajos en calorías».

Y los alimentos altamente procesados, como justifiqué en el libro «Come mierda«, se relacionan claramente con un mayor riesgo de mortalidad. De hecho, hace unos días compartí un reciente estudio en mi cuenta de Twitter que corrobora este hecho (EClinicalMedicine. 2023 Jan 31;56:101840.).

 


En mi libro comenté algo más sobre estos productos:

«Pero su consumo se relaciona a largo plazo con el riesgo de obesidad, sobre todo, porque pueden hacernos comer en exceso y generar una preferencia, en consumidores habituales, por alimentos muy dulces. Algo que, lógicamente, empeorará la calidad de su patrón de alimentación […]. Una dieta rica en edulcorantes artificiales contribuye al gusto y preferencia por el dulzor y eso incrementa la propensión a malas elecciones alimentarias».

Y en su nueva guía, la OMS se indica algo similar, cuando afirma que esta entidad es consciente de que su recomendación de no consumir estos productos puede traducirse en que la población aumente su ingesta de azúcares, debido a que se ha acostumbrado a un demasiado elevado «nivel de dulzura en su dieta» («the level of sweetness in their diet»). Sea como sea, se mantienen firmes en su recomendación, entre otros motivos porque mientras que la población ya es consciente de los riesgos de los azúcares libres («awareness of these effects among the general public is fairly high»), esto no ocurre con los edulcorantes bajos en calorías.

Los edulcorantes de los que habla la OMS son los siguientes: acesulfamo K, aspartamo, advantamo, ciclamatos, neotamo, sacarina, sucralosa, estevia y derivados de la estevia (hablé de la estevia aquí).

Nota: Muchísimas gracias por el aviso a amiga (y excelente nutricionista) Maria Manera.

Posdata (24 de mayo de 2023): he tenido el gusto y el honor de elaborar, en nombre del Grupo de Trabajo «Nutrición y Alimentación» de la semFYC (Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria), un nuevo documento relacionado con esta guía, titulado «Guía de la OMS sobre edulcorantes bajos en calorías: 10 preguntas y respuestas en la consulta de Medicina Familiar y Comunitaria».

Posdata 2 (10 de agosto de 2023): se acaba de publicar una investigación que concluye que las bebidas con edulcorantes bajos en calorías o sin calorías no suponen una alternativa saludable a las bebidas azucaradas («refrescos») para prevenir o tratar la obesidad: Marion E. C. Buso et al. Sugar and low/no-calorie-sweetened beverage consumption and associations with body weight and waist circumference changes in five European cohort studies: the SWEET project. Eur J Nutr. 2023 Jul 5. Epub ahead of print. He hablado ampliamente sobre bebidas azucaradas o edulcoradas en el texto «Evitar las bebidas azucaradas (“refrescos”), prioridad mundial«.

Posdata 3 (11 de agosto de 2023): gracias a un tuit del nutricionista Juan Camilo Mesa he sabido de una investigación recién publicada que tras un seguimiento de 13 años de 105.588 participantes y después de descartar posibles factores de confusión, ha concluido que el consumo de edulcorantes artificiales se relaciona con un mayor riesgo de diabetes tipo 2. Aquí el estudio: Debras C, Deschasaux-Tanguy M, Chazelas E, Sellem L, Druesne-Pecollo N, Esseddik Y, Szabo de Edelenyi F, Agaësse C, De Sa A, Lutchia R, Julia C, Kesse-Guyot E, Allès B, Galan P, Hercberg S, Huybrechts I, Cosson E, Tatulashvili S, Srour B, Touvier M. Artificial Sweeteners and Risk of Type 2 Diabetes in the Prospective NutriNet-Santé Cohort. Diabetes Care. 2023 Jul 25:dc230206.


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