“No me admires, Julio. Es mejor que seas, como yo, un iconoclasta”.

Por vergüenza, no le pregunté qué significaba iconoclasta, esa palabra que tan bien quedaba en sus eruditos labios, pero asentí como si lo supiera, para no revelar las tinieblas de mi incultura. Días antes había pedido hora para hablar con él, y me recibió en su despacho con su acogedora sonrisa y una mirada deslumbrante de inteligencia. Hace unos 20 años de aquello y todavía recuerdo cómo respondió a mis preguntas esforzándose en que yo entendiera sus explicaciones como si mis dudas fueran de vital importancia. Pero no lo hacía por mí, se comportaba siempre así con cualquier alumno. Sus clases, en la Universidad de Barcelona, destilaban un interés genuino de que saliéramos de ellas sabiendo más nutrición, e incluso amando más la nutrición.

Justo antes de decirle en su despacho que le admiraba mucho, había respondido un fantástico “no lo sé, lo miro luego y te digo algo mañana” a una de mis dudas. No sentí orgullo por formularle una pregunta cuya respuesta él no sabía, sentí fascinación por su honestidad, por lo que no pude reprimir el “te admiro un montón”. Pero entonces, Andreu Farran confesó ser un iconoclasta. Ya en casa supe que un iconoclasta es alguien que (según la RAE) “niega y rechaza la autoridad de maestros, normas y modelos”. Es decir, Andreu es de esa clase de profesores que aplica esta famosa máxima de Ortega y Gasset: “Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas”.

Así que Andreu no solo me transmitió pasión por la nutrición, también me dio una formidable lección de humildad. Y sobre todo me enseñó a dudar de los muchos falsos gurús que nos rodean, cuyo peligro disminuye si somos más iconoclastas. Porque alardear de títulos, cargos o conocimientos es una máscara que en demasiadas ocasiones persigue invisibilizar oscuras intenciones. Como dijo Dickens en boca de David Copperfield: “Los que tienen razones legítimas de estimar su talento no lo demuestran a los ojos de los demás, con objeto de que crean en él”.

Si lees esto, querido Andreu, que sepas que además de agradecimiento sigo sintiendo admiración.
#AndreuFarran

 

 

 

 

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