Detallo a continuación (inspirado en un texto que dediqué hace unos años al «Síndrome del intestino permeable«) los siete pasos a seguir para forrarte (y de paso parecer erigirte como un alma redentora de los supuestos pecados de científicos y profesionales sanitarios) a costa del dolor, de la ingenuidad y de la vulnerabilidad ajenas.

Paso 1. Invéntate una enfermedad. No puede aparecer ni por asomo en ningún manual de referencia en medicina, pero debe sonar muy científica. Por ejemplo: Enfermedad Sistémica Tóxica Atípica Fermentativa Autoinmune (ESTAFA).

Paso 2. Enumera los síntomas de tu enfermedad (repito: ESTAFA). Tales síntomas deben ser habituales en la población, pero difíciles de encasillar en una patología concreta. ¿Qué tal cansancio, cefalea, reflujo, halitosis, gastritis, estreñimiento, diarrea, hinchazón abdominal, gases intestinales, dificultad para adelgazar o dolor articular?

Paso 3. Describe la causa de tu enfermedad (ESTAFA). Debe, de nuevo, parecer absolutamente científica, y ser ininteligible para el común de los mortales. La puede ocasionar, por ejemplo, una isquemia no congénita del microbioma neuroinmunológico. La explicación detallada requiere la aparición de palabras más o menos conocidas (por ejemplo “alteración de la mucosa de la pared intestinal”), pero debes acuñar algún término muy utilizado por la medicina alternativa (como “toxinas”), para dar a entender que el tratamiento no puede hacerlo un “ignorante” profesional sanitario sino un terapeuta holístico.

Paso 4. Describe el verdadero origen de la enfermedad. Siempre será algo que la mayor parte de la población tiene como práctica habitual (una dieta insana, el estrés, el sedentarismo o el uso de medicamentos son buenos candidatos), con el objetivo de captar el máximo número posible de víctimas, que diga, clientes.

Paso 5. Asegura que solo tú conoces el tratamiento. Tu profundo estudio (no cites investigaciones publicadas en revistas científicas con revisión por pares, no hace falta), tus muchos años de experiencia y un momento de epifanía te permitieron descubrir la cura. De ahí que te hayas erigido en un terapeuta experto en la ESTAFA. Repite mucho que eres un terapeuta, no vaya alguien a pensar que eres un malvado médico (están todos vendidos a las farmacéuticas) o un ignorante nutricionista (como todo el mundo sabe, les paga Monsanto).

Paso 6. Asusta al personal: el miedo es tu aliado. Perjura que las consecuencias de no tratar la ESTAFA son desastrosas. ¿Por qué no “severos daños al sistema inmunitario”? O, mejor aún, «cáncer». Sí, suena nefasto. Añade “infestaciones por parásitos”, y pasa a ser perverso. Apunta que, de no reaccionar a tiempo, toxinas, bacterias, parásitos, y (desde luego), la Candida albicans, entrarán en el torrente sanguíneo y la sepsis será incontrolable.

Paso 7. Tras el “esfuerzo” anterior, ha llegado, por fin, el momento de ganar dinero. ¿Cómo? Muy fácil:

7.1 Cobra a los incautos por diagnosticarles tu enfermedad («Lamento comunicarle que está siendo víctima de una ESTAFA»).

7.2 Cobra también por las subsiguientes visitas “terapéuticas”, y

7.3 Vuelve a cobrar por el «tratamiento». Debe ser largo (así ganas más pasta), molesto (hidroterapia de colon) y contar con suplementos “naturales” a precio de oro acompañados de una dieta desequilibrada y muy restrictiva (di que es holística y depurativa). No te olvides de afirmar que el trigo es tóxico e inflamatorio, que las legumbres contienen antinutrientes y que la fruta engorda por la noche.

De nada.

 

Suscripción a este blog: http://juliobasulto.com/novedad-suscripcion-a-mi-blog-a-traves-del-correo-electronico/

 

Próximos cursos o conferencias de Julio Basulto: