Carles Mesa y yo hemos estado repasando todos las entregas tanto de mi espacio Vida Sana como las que compartimos él y yo en el espacio Gente Sana en el programa “Gente Despierta” (desde septiembre de 2015 a julio de 2019)… y nos hemos dado cuenta de que nunca hemos hablado del calcio. Y es un nutriente que vale la pena mirar de cerca para no caer en equívocos. Pero como el asunto es un “hueso duro de roer”, le vamos a dedicar dos espacios “Vida sana”. Así que hoy viene la primera parte.
Pero antes, “La patraña de la semana”. El pasado 5 de marzo leímos este titular en el portal TodoDisca “Así es el superalimento que protege contra la pérdida de visión a causa de la edad”.
Para empezar, los superalimentos, como supermán, no existen. Si la degeneración macular afecta a unas 170 millones de personas en el mundo, extraer conclusiones a partir de un estudio con 27 personas sanas es un insulto a la ciencia. Sea como sea, en el estudio no se observó mejora alguna en la degeneración macular, sino un aumento de la densidad de luteína y zeaxantina en sus ojos. ¿Es eso relevante? Pues no. La Comisión Europea prohibe atribuir declaraciones relacionadas con la visión tanto a la luteína como a la zeaxantina.
En la edición de enero de 2021 de Gaceta de Optometría y Óptica Oftálmica (la revista profesional y oficial del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas) tuve el honor de participar como coautor en una investigación coordinada por mi admirada y admirable hermana Mercedes Basulto Marset (en Twitter: @marsedonia). El artículo, que se tituló «Visión y nutrición. Desmontando mitos», concluyó lo siguiente:
“Los estudios rigurosos disponibles hasta la fecha no permiten emitir recomendaciones dietético-nutricionales relacionadas con la mejora de la visión. Eso incluye dietas, menús, alimentos, complementos alimenticios, vitaminas, minerales u otros compuestos nutricionales».
Volviendo al calcio, en este programa he intentado resolver tres cuestiones. La primera es: ¿el calcio mejora nuestra salud ósea?
En septiembre de 2015, Vicky Tai y colaboradores y Mark J Bolland y colaboradores publicaban sendos estudios en la revista BMJ, la mar de rigurosos (revisión sistemática con metaanálisis), en los que mostraban que aumentar la ingesta de calcio, sea a partir de alimentos o a partir de suplementos, no disminuirá nuestro riesgo de padecer una fractura.
En Agosto de 2021, Yiheng Chen y colaboradores publicaban en Journal of bone and mineral research plus publicaban una aleatorización mendeliana sobre calcio y salud (método que usa la variación medida en genes con función conocida, para examinar el efecto causal que un factor de riesgo modificable tiene sobre una enfermedad) cuya conclusión es que no se observa relación entre los niveles de calcio en sangre y el riesgo de fractura.
Más recientemente, Sarah M Bristow y colaboradores publicaban en febrero de 2022 una nueva revisión sistemática sobre calcio y densidad ósea, en este caso centrada en personas mayores. Conclusión: la ingesta de calcio no es importante para predecir la pérdida de hueso.
La segunda cuestión ha sido: ¿ la leche y los lácteos guardan relación con el riesgo de fractura?
A lo dicho hasta ahora solo añadiría que en enero de 2014, Feskanisch y colaboradores publicaban en JAMA Pediatrics un estudio que consistió en el seguimiento de 96.000 hombres y mujeres durante 22 años. Se concluyó que una mayor ingesta de leche durante la adolescencia no se relaciona con un menor riesgo de fracturas de cadera (el principal tipo de fractura osteoporótica) en adultos mayores.
¿Puede tener efectos beneficiosos o adversos tomar pastillas de calcio?
Hay quien atribuye beneficios cardiovasculares a tomar calcio. Una revisión sistemática con metaanálisis publicada por David J.A. Jenkins y sus colaboradores el 5 de junio de 2018 (J Am Coll Cardiol) concluyó que no existe beneficio atribuible a la ingesta de multivitamínicos, vitamina C, vitamina D, beta-carotenos, calcio y selenio; puede aumentar el riesgo de mortalidad el consumo de mezclas de antioxidantes. Su estudio refuerza los consejos dirigidos a focalizarnos en un patrón dietético saludable que, en sus palabras, debe contar «con una mayor proporción de alimentos vegetales, en los que podemos encontrar las vitaminas y los minerales que necesitamos».
Seung-Kwon Myung y colaboradores en un metaanálisis de ensayos clínicos (Nutrients. 2021 Jan 26;13(2):368.) (28.935 participantes en un grupo de intervención y 14.243 en un grupo de control) han concluido que la ingesta dietética de calcio de 700-1000 mg por día o la ingesta de calcio a partir de suplementos de 1000 mg por día aumentaron significativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Según el studio de , Yiheng Chen y colaboradores , antes citado (publicado en agosto de 2021), una concentración de calcio sérico más alta tiene efectos causales estimados sobre un mayor riesgo de enfermedad de las arterias coronarias (especialmente infarto de miocardio), migraña, cólico renal, alergia/efecto adverso de la penicilina.
Hablé del tema en el texto «Calcio, leche y salud ósea no son sinónimos«.
Posdata: aquí os dejo la segunda y la tercera parte de esta entrega dedicada a calcio y huesos.
Y no os olvidéis de la pregunta sana de esta semana, ¡está más abajo!
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Pregunta sana de la semana pasada (13/03/2022): El pasado 28 de febrero, la Agencia Española Seguridad Alimentaria y Nutrición publicó este documento: “La EFSA publica su informe científico final sobre el nivel máximo de ingesta tolerable de azúcares en la dieta”. En dicho documento, ¿qué cifra máxima de azúcares aconseja consumir? Sorteábamos un ejemplar del libro “No más dieta” (Debolsillo).
Respuesta: la ingesta de azúcares añadidos y libres debe ser lo más baja posible.
Pregunta sana de esta semana (20/03/2022): Según el documento “¿Es imprescindible que los adultos tomen leche?” del portal Nutrimedia, ¿Existe consenso en la comunidad científica sobre si es o no imprescindible el consumo de leche? Sorteamos un ejemplar del libro “Secretos de la gente sana” (Debolsillo)
Si sabéis la respuesta, escribid a [email protected]
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