¿Qué pasa si la industria alimentaria participa en la formulación de políticas? Pues que las medidas de control más eficaces se minimizarán o se ningunearán. Es la llamada «captura corporativa de la salud pública». Consiste, según Miguel Ángel Royo-Bordonada, en «el proceso intencionado por el cual las decisiones políticas responden a un interés particular, privado, en detrimento del interés público». Las estrategias para conseguir esta captura son, en sus palabras (Royo Bordonada M. Rev. Bioética y Derecho. 2019; (45): 25-41):

  1. sesgar los resultados científicos,
  2. crear consumidores precoces,
  3. promover buena imagen de las corporaciones,
  4. cuestionar la legitimidad y conveniencia de la regulación gubernamental,
  5. controlar la formación de los profesionales, y
  6. presionar a gobiernos y organismos internacionales.

¿Existe captura corporativa de la nutrición? Desde luego. La semana pasada, sin ir más lejos, la doctora Angela Carriedo y colaboradores publicaban una investigación que reveló que la Academia de Nutrición y Dietética (la mayor organización estadounidense de profesionales de alimentos y nutrición) «actúa como una voz a favor de la industria en algunos foros políticos y con posiciones públicas que chocan con su misión de mejorar la salud» (Carriedo A et al. Public Health Nutr. 2022 Oct 24:1-15).

 

Lo anterior no es ninguna sorpresa, desde luego. Hay pruebas de que el lobby alimentario (Big Food) persigue derribar toda propuesta que afecte a sus ventas. ¿Cómo? Por ejemplo, presionando al gobierno para que no implemente (o procrastine) leyes que protejan al consumidor del daño de sus productos malsanos, tal y como leemos en el documento «Shaping the debate: has corporate lobbying impacted UK laws on promoting products high in fat, salt and sugar?«.

 


Además de aconsejaros encarecidamente que leáis los textos completos de Miguel Ángel Royo-Bordonada y Angela Carriedo, os invito a leer algunas de las magistrales frases que pronunció Margaret Chan, exdirectora general de la Organización Mundial de la Salud, en su discurso de apertura de la 8 ª Conferencia Mundial de Promoción de la Salud (Helsinki, Finlandia). Las compartí en 2014 en el portal «Comer o no comer» pero siguen teniendo, desgraciadamente, plena vigencia:

  • “Hoy en día, hacer que las personas sigan estilos de vida saludables y adopten comportamientos saludables se enfrenta a la oposición de fuerzas que no son amables. De ningún modo.
  • Los esfuerzos para prevenir las enfermedades no transmisibles van en contra de los intereses comerciales de poderosos agentes económicos. En mi opinión, este es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la promoción de la salud […].”
  • “[…] ya no son sólo las grandes tabacaleras. La salud pública también debe lidiar con la gran industria de alimentos, de bebidas y del alcohol: «Big Food», «Big Soda»y «Big Alcohol». Todas estas industrias temen la regulación y se protegen mediante el uso de las mismas tácticas que usaron las grandes tabacaleras.
  • Las investigaciones han documentado estas tácticas. Incluyen la creación de organizaciones “fachada”, el cabildeo, las promesas de autorregulación, las demandas legales, y las investigaciones financiadas por la industria. Todo ello genera confusión en relación a las evidencias sobre sus productos y mantienen al público en duda.
  • Las tácticas también incluyen regalos, subvenciones, y contribuciones a causas nobles que hacen ver a estas industrias como ciudadanos corporativos respetables ante los ojos de los políticos y del público. Sus tácticas incluyen argumentos que colocan la responsabilidad de los daños a la salud sobre las personas, y presentan las acciones que realizan los gobiernos como injerencias en las libertades personales y en la libre elección. Esto supone una oposición formidable. El poder de mercado se traduce fácilmente en poder político. Pocos gobiernos priorizan la salud sobre los grandes negocios. Como hemos aprendido de la experiencia con la industria del tabaco, una corporación poderosa puede vender al público casi cualquier cosa.
  • Permítanme que les recuerde. Ni un solo país ha logrado dar la vuelta a la epidemia de obesidad en todos los grupos de edad. Esto no es un fracaso de la fuerza de voluntad individual. Se trata de una falta de voluntad política para actuar sobre las grandes empresas […].”
  • “[…] Cuando la industria se involucra en la formulación de políticas, pueden estar seguros de que las medidas de control más eficaces serán minimizadas o dejadas de lado por completo […]”.
  • “[…] En opinión de la OMS, la formulación de políticas de salud debe ser protegida de la distorsión de intereses comerciales o de otros intereses creados […]”.

Traigo, también, un fragmento de mi último libro «Come mierda«:

«Es imprescindible implementar políticas públicas que sean integrales y que tengan en cuenta todas las intervenciones que recomiendan a los responsables políticos las entidades de referencia. Deben abordar, entre otros, aspectos como las asimetrías de poder, los conflictos de interés, la captura corporativa, el precio, la disponibilidad y la publicidad de los productos malsanos (sobre todo el alcohol y los alimentos infantiles), la lactancia materna, la alfabetización nutricional, el fomento del autocuidado, la disminución en el consumo de carne, los impuestos a productos malsanos, la reducción en los niveles de azúcar y sal, etcétera».

¿Estamos de acuerdo los ciudadanos con esa serie de propuestas? Pues sí, a juzgar por la interesantísima investigación que acaban de publicar Cristina Cavero Esponera, Sara Fernández Sánchez-Escalonilla y Miguel Ángel Royo-Bordonada, y que también os recomiendo leer a fondo (Cavero Esponera C, Fernández Sánchez-Escalonilla S, Royo-Bordonada MÁ. Public Opinion on Food Policies to Combat Obesity in Spain. Int J Environ Res Public Health. 2022 Jul 13;19(14):8561).

 

Mientras tanto, ¿a qué esperan nuestros dirigentes políticos para ponerse manos a la obra? ¿Acaso están atados de pies y manos? ¡Para luego es tarde!

Es probable que tanto trabajar, pedir, protestar y denunciar no sirva para nada y sea como predicar en el desierto. Pero en su momento también pensaba que este libro no iba a vender ni la primera edición… y ya lleva seis. Así que: ¡hay esperanzas!


Posdata (14 de noviembre de 2022): El pasado viernes 11 de noviembre de 2022, a las 18:20h, Carles Mesa (@carlesmesa) y yo tuvimos el honor de que nos acompañara en Vida Sana la doctora Cristina Cavero Esponera (@caveroesponera) para hablarnos del interesantísimo estudio que he citado hace unas líneas. No os perdáis la entrevista: Políticas alimentarias para combatir la obesidad, con la doctora Cristina Cavero Esponera en «Vida Sana».

Posdata (18 de enero de 2024): Acabo de conocer dos noticias que tienen mucho que ver con lo que aquí detallo. Por una parte, hay pruebas de que la industria cárnica socava la eficacia de las políticas climáticas. Por otra parte, Big Soda invirtió más de 100 millones de dólares de 2009 a 2015 en EE. UU. sólo para entorpecer la aprobación de leyes que perjudiquen sus ventas y favorecer las que las aumenten. Fuente: https://theconversation.com/como-las-empresas-danan-nuestra-salud-para-obtener-beneficios-205231

 

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