Resumiendo mucho, el microbioma humano es el conjunto de microorganismos que viven en, sobre, y también alrededor del ser humano (aunque la mayoría reside en la parte final del sistema digestivo). Se diferencia de la microbiota en que esta hace referencia a la población de microorganismos en un nicho determinado (por ejemplo, el intestino), mientras que el microbioma incluye a esos microorganismos, a su material genético y también a su entorno.

El caso es que pese a que sabemos que el microbioma desempeña un papel en la salud, no sabemos exactamente ni su alcance ni tampoco cómo modificar dicho papel.

Por más que una legión de embaucadores propaguen infinidad de exageradas afirmaciones de salud sobre el microbioma, los artículos científicos serios sobre esta cuestión suelen acabar con frases similares a «Queda un largo camino por recorrer», «Conviene seguir investigando para llegar a conclusiones fiables» o, por expresarlo con palabras más científicas, «Hacen falta más investigaciones en humanos bien diseñadas y con muestras representativas de la población para obtener una comprensión completa y precisa de las interacciones y el impacto del microbioma en la salud humana y otras áreas relacionadas».

Por eso mismo, en septiembre del año pasado avisé de lo siguiente en un tuit (citando el texto «Feeding Your Microbiome Dietary Pixie Dust«, del portal ConscienHealth): si te hacen promesas de salud acompañadas de la palabra «microbioma» (sobre todo si hacen referencia a la obesidad) es mejor que corras en dirección contraria.

 

Y también por eso me ha gustado tanto este texto del recién citado portal ConscienHealth: «A Dozen Myths and Misconceptions About the Microbiome«. En él nos advierte de «las afirmaciones jactanciosas que emanan del floreciente campo de la investigación del microbioma». ¿Cómo? Resumiendo una investigación que publicaron el pasado 31 de julio Alan W. Walker y Lesley Hoyles en la revista científica Nature Microbiology (Human microbiome myths and misconceptions. Nat Microbiol. 2023 Aug;8(8):1392-1396). Aquí detallo algunos de dichos mitos y conceptos erróneos:

1.- Podemos curar la obesidad alterando el microbioma (falso)

No es más que pura especulación. Ya cité en 2018, en mi cuenta de Twitter, una revisión sistemática de Olga Castañer y colaboradores que concluyó que la relación entre obesidad y microbioma «no es consistente» (Int J Endocrinol. 2018 Mar 22;2018:4095789).

 


Sí es cierto que parece ser que las personas con obesidad presentan a un cambio en la proporción de bacterias del grupo Bacteroidetes y las del grupo Firmicutes. ¿Significa eso que dicha proporción alterada es la causa de la obesidad? ¿O es la obesidad la que causa la alteración? ¿Y si no es ninguna de las dos anteriores explicaciones, sino que es algo casual y no causal? De nuevo, los estudios rigurosos sobre este tema siempre concluyen algo así como «La relación entre el microbioma y la obesidad es una interesante área de investigación en curso, pero aún no se comprende completamente».

Así que, parafraseando a Ted Kyle (autor del blog ConscienHealth), cuando te digan que “estas bacterias intestinales afectarán el peso”, ten en mente que estás ante «poco más que especulación». Y yo añadiría, desinformación.

2.- El estudio del microbioma está en una etapa inicial (falso)

Nos gusta lo novedoso. Por eso los anuncios incluyen tantísimas veces la palabra «nuevo». Eso consigue captar nuestra atención, generar curiosidad, despertar nuestra emociones y, sobre todo, impulsarnos a tomar decisiones de compra de manera más impulsiva. Sí, he dicho «compra». Porque el mercado del microbioma humano es real y está en plena expansión.

Pues bien, resulta aunque la investigación sobre el microbioma está creciendo de forma explosiva y estamos aprendiendo mucho, el campo no es ni mucho menos nuevo. En palabras de Walker y Hoyles «ha habido una rica historia de investigación sobre microorganismos asociados con los humanos desde al menos finales del siglo XIX».

3.- Los microorganismos superan en cantidad a las células humanas en una proporción de diez a uno (falso)

Creo que esta exageración tiene que ver con lo anterior. Me explico: la cifra «diez a uno» es imposible que nos deje indiferentes. Este tipo de datos se conoce en el mundo del marketing como «Wow fact» (que podríamos traducir como «Hecho ‘guau'», es decir, un hecho que te deja boquiabierto).

El caso es que los «wow facts» (datos sorprendentes o curiosos que nos despiertan asombro o fascinación, como la citada proporción diez a uno) se utilizan ampliamente como parte de las estrategias de venta. Porque su objetivo no es otro que atrapar nuestro interés (o el de las personas con las que compartimos este “wow fact”), bajo la apariencia de estar educándonos gratuitamente… para luego cobrarnos por algo.

Explico todo lo anterior porque el sorprendente dato «diez a uno» no es veraz. Según Walker y Hoyles, «la cifra real, aunque sigue siendo impresionante, probablemente esté más cerca de una proporción de 1:1».

4.- Toda nuestra microbiota proviene de nuestra madre (falso)

El pasado 14 de julio, en mi espacio «Vida Sana» de RNE (con Carles Mesa) comenté que la lactancia es uno de los factores a tener en cuenta para prevenir la obesidad infantil, y que una posible explicación la encontramos en el microbioma, porque la leche materna tiene componentes que pueden modular el microbioma del bebé y podrían reducir su riesgo de obesidad (oligosacáridos, probióticos, adiponectina…). Pero ojo, si leéis mi texto veréis que hay como mínimo tres posibles explicaciones más.

La cuestión es que, además de a través de la lactancia materna, la madre transfiere microorganismos a su bebé nada más nacer. ¿Eso significa que todos nuestros microorganismos nos los aportó nuestra santa madre? Leamos de nuevo a Walker y Hoyles:

«De hecho, la mayor parte de la expansión de la diversidad de la microbiota intestinal ocurre después del nacimiento, durante los primeros años de vida, y aumenta de manera más espectacular después del destete. Cada adulto termina con una configuración de microbiota única, incluso los gemelos idénticos que se crían en el mismo hogar».

5.- El microbioma está detrás de la mayoría de las enfermedades (falso)

Me ha gustado mucho la explicación de Walker y Hoyles, pero creo que Ted Kyle lo ha resumido maravillosamente, así que simplemente citaré sus palabras:

«Llamaremos a esto una extralimitación. Es bastante cierto que muchas enfermedades humanas se correlacionan con cambios en el microbioma. Pero no, la evidencia hasta la fecha no es adecuada para respaldar la afirmación de que un «patobioma» desempeña un papel en la mayoría de las enfermedades».

Hay más falsos mitos en el artículo científico de Walker y Hoyles, que os invito a leer. Entre otras razones porque, en sus palabras, «Si constantemente repetimos falsedades sobre detalles menores, ¿se puede confiar en nuestra precisión cuando cubrimos asuntos más importantes?».

Aquí lo dejo, no sin antes aconsejarte que si te preocupa tu microbioma intestinal no tienes que pensar en probióticos (hace poco detallé «Nuevas razones para dudar de la santidad de los probióticos«) ni tampoco en hacer malabares con tu alimentación. Tiene mucho más sentido que pienses en una «Plant-based diet» (dieta basada en alimentos de origen vegetal poco procesados) (J Acad Nutr Diet. 2020 Apr;120(4):608-623). O, como propusimos el doctor Juanjo Cáceres y yo en 2016: «Más vegetales, menos animales«.

 


Nota: Si buscáis información sobre probióticos os sugiero seguir este enlace: https://juliobasulto.com/tag/probioticos/

Posdata 1: muchas gracias a Ernesto Fernández por la revisión de este artículo.

Posdata 2 (7 de noviembre de 2023): Acabo de redactar un texto que guarda relación con lo aquí descrito, titulado «¿Qué tiene que ver el SIBO con el lumbago?«.

Posdata 3 (1 de diciembre de 2023): Una nueva revisión acaba de constatar que no hay investigaciones rigurosas que respalden la idea de que existen vínculos entre la microbiota intestinal y el exceso de peso corporal, como detallé en el texto «¿Probióticos para la obesidad? Beneficios dudosos, riesgos posibles«. Este trabajo cuestiona el conocido matra “la microbiota intestinal es un factor causal de la obesidad”. Y es que después de dicho mantra suelen venir las promesas de curación. ¿Cómo? Pues por ejemplo encasquetándonos carísimos probióticos supuestamente sanadores. Pero la magia no existe en salud pública. Como expliqué en 2017, «Las promesas de adelgazamiento sin esfuerzo se convierten en ceniza […] cuando se someten a la abrasadora mirada de la ciencia». También indiqué que el resultado de confiar en esa supuesta magia es «en el mejor de los casos, el fracaso. En el peor de los casos, aparecen peligrosas sensaciones de culpabilidad y otros efectos adversos» (¿Probióticos para la obesidad? Beneficios dudosos, riesgos posibles«). Volviendo al nuevo estudio, nadie dice que se deba dejar de investigar la relación microbiota-obesidad. Pero sí debemos saber que quien nos prometa que la microbiota es la clave para detener la obesidad nos está mintiendo. Fuente: Dalby MJ. Questioning the foundations of the gut microbiota and obesity. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2023 Oct 23;378(1888):20220221.

Posdata 4 (19 de enero de 2024): Seguir una dieta saludable basada en alimentos de origen vegetal poco procesados (plant-based diet) se asocia con características del microbioma relacionadas con una mejor salud, según acaba de constatar esta investigación: Shen X et al. Plant-Based Diets and the Gut Microbiome: Findings from the Baltimore Longitudinal Study of Aging. Am J Clin Nutr. 2024 Jan 11:S0002-9165(24)00007-8. Epub ahead of print.

 

 

Posdata 5 (16 de febrero 2024).  En junio de 2023 se publicó un documento de postura de la Asociación Brasileña para el Estudio de la Obesidad y del Síndrome Metabólico en el que se detalla lo siguiente: «No existe suficiente evidencia científica para el uso de suplementos probióticos para el control del peso. No hay suficiente evidencia científica para realizar pruebas de microbiota intestinal en la práctica clínica para el tratamiento de la obesidad». Pepe RB et al. Position statement on nutrition therapy for overweight and obesity: nutrition department of the Brazilian association for the study of obesity and metabolic syndrome (ABESO-2022). Diabetol Metab Syndr. 2023 Jun 9;15(1):124.

 

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