Mi amiga Maria Manera, excelente nutricionista, me acaba de hacer llegar un estudio recién publicado en la revista JAMA Pediatrics, por la doctora Lyndsey A. F. Reynolds y sus colaboradores, cuya conclusión refuerza lo que muchas y muchos sanitarios repetimos desde hace muchos años: es importantísimo respetar el apetito infantil.

Es algo que ya sabíamos, pero lo interesante de este estudio es que se ha centrado en bebés menores de un año. Incluso en edades tan tempranas, ofrecer a menudo comida al bebé (obviando que los bebés sanos pueden perfectamente controlar su apetito y las calorías que necesita su cuerpo, de igual manera que controlan su respiración o el pestañeo) se relaciona con una peligrosa sobreingesta. Digo peligrosa porque si el niño come más de lo que necesita acabará padeciendo obesidad, y la obesidad supone un riesgo para la salud tanto mental (las personas con obesidad sufren más discriminación y estigma que las personas con normopeso) como física.

¿Qué proponen? Una «responsive feeding» (alimentación perceptiva o alimentación receptiva), es decir, que sepamos identificar las señales que nos envía el propio niño indicándonos que tiene hambre. La verdad es que no es un asunto muy complicado, pero por si acaso, aquí dejo una infografía de la Academia Norteamericana de Pediatría. Encontraréis más información si hacéis clic infografía (en la que, en mi opinión, la imagen de una madre dando el pecho debería aparecer en primer plano, en vez de la del bebé tomando un biberón, para normalizar lo que es normal).

Hablé a fondo de esta cuestión en mi libro «Se me hace bola. Cuando no comen como queremos que coman«.

Bibliografía citada:

Suscripción a este blog: http://juliobasulto.com/novedad-suscripcion-a-mi-blog-a-traves-del-correo-electronico/

 

Próximos cursos o conferencias de Julio Basulto:


Cursos_y_conferencias